DESCUBRIENDO EL PROPIO SON

CREANDO SOLES nació en respuesta a un sentimiento interno.


jueves, 12 de julio de 2012


  Manjarín 
Encuentro con Tomás en Manjarin. En este viaje, sentí que ya era hora reconocer a Tomás (el último templario, estudioso historia de la Orden). Me habían hablado de el y sabía que en el momento propicio nos encontraríamos andando el camino. Cuando preparábamos el viaje nos dijeron: Llegó la hora, tendréis que pasar por Manjarin y Tomás os indicara cual es el siguiente punto del viaje, a ti, te ayudara a recordar. Pasamos la tarde con el y nos dio un montón de información, sobretodo la siguiente parada. La cueva de San Genabio en el valle del silencio. El trabajo se realizaría por la noche, con luna llena .Enric y yo nos despedimos como antaño y pusimos rumbo a la cueva.
Cueva de San Genadio,  El Valle del Silencio
Después de ver a Tomás, nos dirigimos al Valle del Silencio. Pasando por una pista estrecha de montaña,  fuimos bajando y bajando hasta llegar a Peñalba. Dejamos la “Cali” la furgoneta que nos lleva a todas partes, en un campito al lado de  la pista, comimos algo, (ese día nos alimentamos a base de bollos de crema de cacao con avellanas) y empezamos la caminata: eran las 23:40.  A unos 20 minutos andando, por un bosque de árboles sagrados centenarios, está la cueva. Esa noche era luna llena, y había nubes.

Al llegar, se abrió un claro entre las nubes y apareció la luna llena, quien iluminó la fachada de Roca y nos dio la bienvenida. Nos estaban esperando.
Entramos y, el silencio envolvía las paredes, me puse a meditar, Enric empezó con los cuencos. Allí, salían de las paredes, un montón de seres distintos: aquellos que velaban por el espacio, aquellos que en su día se retiraron a la cueva, intraterrenos…Lo que al entrar era una cueva medio bacía, parecía una catedral llena de Seres, Enric vió 12 en círculo delante del altar, seis mujeres y seis hombres alternados entre sí. Empezaron a cantar con nosotros. Se movían al unísono de delante a atrás, cantando juntos harmónicos y cantos muy ancestrales.

Al salir, dejamos anclado un cristal de cuarzo: este cristal tiene el propósito de expandir la harmonía del silencio.

Lo que nos contó el lugar: esta cueva, fue lugar de retiro y meditación para muchos monjes, tanto Franciscanos cómo Templarios y caminantes de Santiago, así pues, es considerado un lugar sagrado. Me llamó la atención la estatua de San Genabio, hecha de madera, aunque lleva mucho tiempo allí en el altar, parece que no hayan pasado los años.
Nos pareció curioso, que nos mandaran activar a través del sonido, una cueva, que está situada precisamente, en el Valle del Silencio. 
Cuando regresamos a “la Cali” creyendo que habíamos pasado en la cueva unos 15 minutos, eran las 3:30. El tiempo se había detenido para nosotros.

La cripta Templaria

 

Llegamos a Orense, dónde nos esperaba Quique y María a quienes agradecemos un montón  la acogida. A las 20h hicimos la audición, en el local de Félix. Quique leyó el llamado mítico y acompañó los cuencos y la voz con el tambor. Al terminar, hicimos la danza de la Pacha Mama.
Después del concierto cenamos, para prepararnos para la labor encomendada allí. Quique nos acompañó y participó con nosotros en todo momento. Íbamos a una cripta Templaria, dónde sabíamos que encontraríamos de todo.
Siempre tenemos en cuenta que la luz y las sombras tan sólo son dos caras de la misma moneda que se conocen entre sí y si abiertos de corazón nos adentramos en ellas, no hay nada que temer, tan sólo sentir y hacer.

 
Paramos a recoger agua en una fuente custodiada por dos árboles milenarios al lado de la iglesia. Entonces dos lechuzas volaron por encima de nuestras cabezas.




mandala que carga el agua
Antes de llegar al lugar, sentía dos acciones, cargar un agua para ofrecer allí y pedir permiso. Entonces escuché: “tienes que comunicarte, no con los que abajo en la cripta habitan, sino con el ser más ancestral que guarda este lugar, ya es hora de restablecer el equilibrio.”… y ¿quien era el más antiguo de alrededor? La Montaña. Así que hablé con él, se comunicaba muuuuuyyyy despacio. Nos dio permiso para entrar, ya podíamos hacer el trabajo.

Cargamos el agua, llegamos a la puerta, abrimos un portal a través del sonido de los cuencos y entramos. Al llegar a las entradas de lo que antiguamente creemos fue una iglesia, nos encontramos que estaban cerradas con candado. Quique nos contó que nunca antes las había encontrado así y dijimos: Si nos mandáis a hacer esta labor, tenéis que ponernos  las cosas fáciles.

 Entre tanto, sonó la campana de la iglesia del pueblo, dos veces, cuando la campana, nunca suena de noche.
Mi compañero de labor, dijo que no le podían haber enviado allí para después encontrarlo cerrado, se comunicó con sus guías y ellos le comunicaron cómo lo tenía que hacer. Se fue a la furgoneta y a la vuelta, tras unos minutos, pudimos entrar.

Dentro de este  espacio, encontramos numerosos símbolos templarios, un altar y varias pilas de agua, al fondo había un recoveco en forma de media luna y mirando hacia arriba, un agujero que daba al cielo. Suponemos que debía entrar la luz de la luna o alguna determinada estrella a través de él.

Empezamos el trabajo, con sonidos, cristales transmutadores y la ofrenda de agua en todas las esquinas, pilas y canales. Muchos seres se quedaron largo tiempo, ya que nadie les había relevado ni dicho que podían dejar los hábitos y marchar. Ellos en su momento hicieron sus promesas, y seguían custodiando el espacio, el concepto tiempo en otras dimensiones es distinto. A medida que avanzábamos con el sonido,  íbamos atrás en el tiempo. Así Templarios, Celtas, más antiguos… pudieron volver a sus nuevos hogares, nos remontamos hasta los orígenes y entonces: La Montaña, trajo a los elementales de nuevo a este lugar, restaurando el equilibrio.


                                   El cristal que anclamos allí es neutro, mantiene el equilibrio.




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