DESCUBRIENDO EL PROPIO SON

CREANDO SOLES nació en respuesta a un sentimiento interno.


viernes, 5 de octubre de 2012

LAS GORGES DE GALAMUS

Cuando llegué a Francia, los primeros dos lugares que busqué en un mapa fueron Bugarach, y una cueva que me había indicado Michel Steiner. Pero, no me acordaba del nombre de la cueva, y tampoco llevaba ningún ordenador, no tenía acceso a internet. Así que pregunté a la gente que iba conociendo, hablandoles del lugar, que lo había visto en fotos, para ver si lo conocían. Al final desistí y pense que si tenía que llegar hasta allí, de alguna manera u otra llegaría.

Volví al camping, ya de noche después del trabajo en Queribus, y dispuesta a descansar para levantarme pronto por la mañana y ir a "Las gorges de Galamus". El dueño del camping me había hablado de este lugar, y me comentó que si mi viaje era en realción a los castillos, zonas cátaras... no me lo podía perder. Entonces me pasó unas fotos de las Gorges, el río y me llamó mucho la atención, así que decidí ir al día siguiente.

Cuando llegué al lugar y vi la Montaña, con los carteles, me puse a reír. Había llegado a la cueva de Maria Madalena. Allí la llaman Gruta del Hermitaño de San Antonio, el lugar del cual no recordaba el nombre, y no pude encontrar.Cuando dejé de buscar, apareció.

Me puse andar en silencio respirando el olor del bosque, hasta llegar a la Hermita que ... estaba cerrada. Entonces dije -no puede ser, tengo que entrar para cantar en la cueva, si tengo que hacer un trabajo, por favor abrir la puerta-. Esperé un poco y al ver que no ocurria nada, me senté en una escalera, y me puse a cantar, simplemente dando las gracias, por haber llegado a este lugar. 

 
Era precioso, Un montón de golondrínas volando a mi alrededor, con sus nidos en la roca. Puse mi atención a un árbol, más bien un  Bonsai que crecía en medio de la nada. Es impresionante poder ver cómo en un lugar aparentemente imposible, inerte, una roca, podía nacer una semilla, tan fuerte y robusta, agarrar sus raices en el suelo y crecer.









 
 La naturaleza nos muestra muchos aspectos de nosotros, así que me conecté con el arból y... 
"Cuando parece que no queda nada por hacer, no hay salida, cuando ya hemos perdido la esperanza, siempre, siempre, siempre, si nos lo permitimos, podemos abrir los oidos del corazón, y aparece una nueva salida, una puerta se abre, el próximo paso, una mano amiga..."


Sabía lo que tenía que hacer. Cogí la mochila y bajé cómo pude por un camino muy abrupto. "Pensé que menos mal que mi abuela no me estaba viendo" .Al llegar al río, me senté y respiré profundo. Un pequeño paraíso pasaba desapercivido entre las montañas. 


Una higuera custodiaba el lugar. Cogí el cristal de citrino, nos encendimos con un silvido, y lo lancé al río. Bailé y canté. Recogí el agua de mar con la esencia de la meditación de Montserrat y ofrecí 7 gotas al río.

 


En acabar, volví a subir y cuando estaba llegando de nuevo a la hermita, ví al hermitaño que llegaba del otro lado de la montaña. Abrió una ventana, y le pregunté si podía entrar. Vino en seguida a abrirme la puerta.
Techo cueva


Al entrar, le pedí permiso para poder cantar, y me dijo que si. Estaba sola en el interior de la cueva, en un lugar dónde cuentan que se refugió María Magdalena, que llegó hasta allí.



Me senté y volví a cantar. Vi la Tau, con San Antonio encima. Cogí las esencias, ungí el dedo gordo del pie derecho del santo, (que en reflexología representaría su cabeza), y me arrodillé frente a la Tau, y San Antonio, anclé un cristal en sus pies.
 
Allí había un montón de ofrendas de agradecimiento. Me alegró ver que muchas personas dan las gracias, normalmente, la gente suele ir a las iglesias y templos a pedir, sin embargo se olvidan de agradecer y aquí era justo al contrario.

 



Salí de allí contenta y al llegar aquí descubrí que el río que pasa por las Gorges, es el río Agly, el mismo que pasa por Bugarach.

 
















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