Desde el inicio de los tiempos, los seres humanos,
hemos utilizado el sonido, en ceremonias, rituales, en las rutinas de la vida
diaria. A través de instrumentos, imitando el canto de los animales, reproduciendo
el sonido del agua, el viento....
Lo utilizamos para cultivar, preparar la comida, llamar a la lluvia, a
los elementos: agua, tierra, fuego aire, y conectarnos con la Tierra y el Cielo.
El sonido nos envuelve , es uno de los vehículos de comunicación principales, para expresar aquello que somos, todo lo que nuestra alma, siente, intuye y crea.
Pero para poder conectar con el
Sonido en sí mismo, lo primero que tenemos que hacer, es aprender a
escuchar.
Y para aprender a escuchar, necesitamos: la atención: crear las condiciones necesarias para “estar alerta” a
cada instante, la concentración: es el
tiempo que podemos estar centrados para comprender el mensaje. El tiempo que
podemos permanecer con “nuestra antena” conectada a la misma "onda de radio”; y
la memoria: como la capacidad de
captar el instante y estar en el momento presente. Igual que en una fotografía.
Integrar
La escucha empieza por uno
mismo, la escucha interna, siguiendo las intuiciones, los mensajes de nuestro
cuerpo, los órganos internos e intentando captar desde dentro, aquello que nos muestra
nuestro entorno en cada momento. Que ocurre afuera.
La escucha externa: dicen
que los seres humanos, estamos “faltados de verde”; aquellos que nos hemos
acostumbrado a vivir en pueblos y ciudades, pisando el asfalto, no tenemos
contacto con la Tierra, los bosques, los árboles…
Hemos perdido la sensibilidad, que nos permitía comunicarnos con las
plantas, los animales y los espacios. Estar en contacto con la Tierra, estar conectados
a la Tierra.
Y la Tierra, necesita ser escuchada.
Antiguamente, y algunas tribus aún lo hacen, se le preguntaba a la
tierra, acerca de dónde plantar, cómo crear un jardín, que cultivar. Dónde
construir, qué piedras utilizar, cómo colocarlas…
La Tierra, siempre responde.
Podemos volver a crear un espacio en nuestras vidas, que nos permita
volver a tener esta percepción. El primer paso, escuchar el Silencio. Y para
ello, hace falta calma, parar, quietud y equilibrio.
Una de las mejores ofrendas que le podemos hacer a los bosques, las
ciudades y los pueblos es cantar. Y crear una cúpula de Sonido en cualquier
espacio donde queramos trabajar.
¿Cuál es la función del sonido
dentro de la materia?
Imaginemos una gota que cae en un lago de agua cristalina. Esta gota,
crea una onda expansiva que provoca un movimiento del agua y esa pequeña ola,
repercute en todas las demás, creando una danza en el agua, hasta que regresa
al equilibrio.
Esto es lo que ocurre con nuestras células, cuando el sonido atraviesa
la materia. La onda que genera, crea una danza sutil en la que todas las
moléculas de nuestro cuerpo participan, y este movimiento, las reestructura y
devuelve al equilibrio; elevando a su vez la vibración para que puedan danzar
en una frecuencia más afín, más unida, a nuestra naturaleza, a nuestro Ser.
¿Qué efectos puede tener?
Cada persona es un mundo, y está en un estado físico, emocional y
mental diferente. Por lo tanto, cada individuo, reaccionara de una manera
distinta.
Escuchando una melodía, podemos sentirnos, relajados, en paz,
emocionados, puede despertarnos un bloqueo oculto, acercarnos pensamientos, una
ensoñación consciente, o incluso nostalgia, rabia....
Lo importante es estar abiertos a que todo esto ocurra e ir liberando
y soltando, todos los pensamientos, emociones, sentimientos e ideas que vayan
apareciendo en nuestra mente mientras escuchamos. Una gran fuente de
creatividad se puede despertar trabajando con las melodías.
Podemos recoger y
acoger todo lo nuevo.
Disfrutar de todas las reacciones que nuestro cuerpo está produciendo e
ir experimentando, centrándonos en una u otra parte, órgano, o sentido del
cuerpo, ¿a ver qué pasa?
LA MADRE CÓSMICA CREA SOLES Y SU HIJA LOS DEPOSITA EN LOS CORAZONES DE LA HUMANIDAD ....
ResponderEliminarGRATITUD
Eliminar