Después
de ver a Tomás, nos dirigimos al Valle del Silencio. Pasando por una pista
estrecha de montaña, fuimos bajando y
bajando hasta llegar a Peñalba. Dejamos la “Cali” la furgoneta que nos lleva a
todas partes, en un campito al lado de
la pista, comimos algo, (ese día nos alimentamos a base de bollos de
crema de cacao con avellanas) y empezamos la caminata: eran las 23:40. A unos 20 minutos andando, por un bosque de
árboles sagrados centenarios, está la cueva. Esa noche era luna llena, y había
nubes.
Al llegar, se abrió un claro entre las nubes y apareció la luna llena,
quien iluminó la fachada de Roca y nos dio la bienvenida. Nos estaban
esperando.
Entramos
y, el silencio envolvía las paredes, me puse a meditar, Enric empezó con los
cuencos. Allí, salían de las paredes, un montón de seres distintos: aquellos
que velaban por el espacio, aquellos que en su día se retiraron a la cueva,
intraterrenos…Lo que al entrar era una cueva medio bacía, parecía una catedral
llena de Seres, Enric vió 12 en círculo delante del altar, seis mujeres y seis
hombres alternados entre sí. Empezaron a cantar con nosotros. Se movían al unísono
de delante a atrás, cantando juntos harmónicos y cantos muy ancestrales.
Al
salir, dejamos anclado un cristal de cuarzo: este cristal tiene el propósito de
expandir la harmonía del silencio.
Lo
que nos contó el lugar: esta cueva, fue lugar de retiro y meditación para
muchos monjes, tanto Franciscanos cómo Templarios y caminantes de Santiago, así
pues, es considerado un lugar sagrado. Me llamó la atención la estatua de San
Genabio, hecha de madera, aunque lleva mucho tiempo allí en el altar, parece
que no hayan pasado los años.
Nos
pareció curioso, que nos mandaran activar a través del sonido, una cueva, que
está situada precisamente, en el Valle del Silencio.
Cuando
regresamos a “la Cali” creyendo que habíamos pasado en la cueva unos 15
minutos, eran las 3:30. El tiempo se había detenido para nosotros.
La
cripta Templaria
Llegamos
a Orense, dónde nos esperaba Quique y María a quienes agradecemos un
montón la acogida. A las 20h hicimos la
audición, en el local de Félix. Quique leyó el llamado mítico y acompañó los
cuencos y la voz con el tambor. Al terminar, hicimos la danza de la Pacha Mama.
Después
del concierto cenamos, para prepararnos para la labor encomendada allí. Quique
nos acompañó y participó con nosotros en todo momento. Íbamos a una cripta
Templaria, dónde sabíamos que encontraríamos de todo.
Siempre
tenemos en cuenta que la luz y las sombras tan sólo son dos caras de la misma
moneda que se conocen entre sí y si abiertos de corazón nos adentramos en
ellas, no hay nada que temer, tan sólo sentir y hacer.
Paramos
a recoger agua en una fuente custodiada por dos árboles milenarios al lado de
la iglesia. Entonces dos lechuzas volaron por encima de nuestras cabezas.
mandala que carga el agua |
Cargamos
el agua, llegamos a la puerta, abrimos un portal a través del sonido de los
cuencos y entramos. Al llegar a las entradas de lo que antiguamente creemos fue
una iglesia, nos encontramos que estaban cerradas con candado. Quique nos contó
que nunca antes las había encontrado así y dijimos: Si nos mandáis a hacer esta
labor, tenéis que ponernos las cosas
fáciles.
Entre
tanto, sonó la campana de la iglesia del pueblo, dos veces, cuando la campana,
nunca suena de noche.
Mi
compañero de labor, dijo que no le podían haber enviado allí para después
encontrarlo cerrado, se comunicó con sus guías y ellos le comunicaron cómo lo
tenía que hacer. Se fue a la furgoneta y a la vuelta, tras unos minutos,
pudimos entrar.
Dentro
de este espacio, encontramos numerosos
símbolos templarios, un altar y varias pilas de agua, al fondo había un
recoveco en forma de media luna y mirando hacia arriba, un agujero que daba al
cielo. Suponemos que debía entrar la luz de la luna o alguna determinada
estrella a través de él.
Empezamos
el trabajo, con sonidos, cristales transmutadores y la ofrenda de agua en todas
las esquinas, pilas y canales. Muchos seres se quedaron largo tiempo, ya que
nadie les había relevado ni dicho que podían dejar los hábitos y marchar. Ellos
en su momento hicieron sus promesas, y seguían custodiando el espacio, el
concepto tiempo en otras dimensiones es distinto. A medida que avanzábamos con
el sonido, íbamos atrás en el tiempo.
Así Templarios, Celtas, más antiguos… pudieron volver a sus nuevos hogares, nos
remontamos hasta los orígenes y entonces: La Montaña, trajo a los elementales
de nuevo a este lugar, restaurando el equilibrio.
El
cristal que anclamos allí es neutro, mantiene el equilibrio.
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